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Educar entre redes

Las tecnologías de la comunicación afectaron en múltiples sentidos a la comunidad escolar, al poner en cuestión las formas establecidas de enseñar. El Programa Conectar Igualdad fue pensado para integrar en este cambio a todas las instituciones educativas del país. 

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Producción de Efecto Mariposa

Vivimos en la sociedad de la información, donde la tecnología y las redes sociales han cambiado el modo de interactuar, aprender, enseñar e informarse. Estas transformaciones no son actuales sino que comenzaron a darse hace varios años promoviendo el acceso a la información, a través de estos nuevos dispositivos, a un grupo mayor de personas. Estas transformaciones se reflejaron en distintos ámbitos, aunque en el educativo generó mayor polémica ya que implicaba un cuestionamiento a las prácticas docentes llevadas a cabo hasta ese momento. 

     Así comenzaron a surgir dudas sobre cómo integrar estas tecnologías en el aula para favorecer a los estudiantes y su educación. Esto fue movilizado por la premisa de que todos los ciudadanos tienen igual derecho a acceder a ellas y desarrollar las capacidades que requieren estos nuevos modos de relacionarnos con los otros y con el mundo. Sin embargo, no siempre estos procesos son homogéneos y lineales, muchas veces el acceso a computadoras o dispositivos similares no asegura un real aprovechamiento de las posibilidades que ofrecen.

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     Desde el año 2006 el acceso a las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación) se ha vuelto fundamental en el ámbito escolar, por esta razón se pensaron distintas estrategias para incorporarlas al sistema educativo. Una de ellas fue el programa Conectar Igualdad que generó múltiples artículos e investigaciones que relevaron experiencias de docentes y alumnos en relación a las repercusiones del programa. 

     En este contexto desde la Facultad de Ciencias de la Educación, entre los años 2015 y 2018, un equipo (integrado por Susana Valentinuz, Javier Miranda, Lorena Romero, Romina Gallo y la becaria Milena Wiebke) realizó una investigación sobre los procesos culturales y sociales que se pusieron en juego en la apropiación y significación de las netbooks entregadas a través de este programa. Es decir, cómo los estudiantes recibieron las computadoras, qué modificaron, qué nuevas aristas del conocimiento incorporaron y si comenzaron a sentirse sujetos activos en los procesos de aprendizaje. Este interés fue motivado por la vacancia existente en torno al estudio sobre los procesos de apropiación por parte de los jóvenes ya que los artículos publicados en revistas educativas se centraban principalmente en un relevamiento de las experiencias.

 

La investigación

El Programa Conectar Igualdad (PCI) fue implementado por el Estado Nacional durante el periodo 2010-2015. Su propósito era achicar esa “brecha digital”, garantizando el acceso a recursos tecnológicos y a la conectividad, además de mejorar la calidad educativa aprovechando las TIC.

     El programa surgió tras la aprobación de la Ley Nacional de Educación Nº26.206 sancionada en el año 2006, que establece como objetivo el desarrollo de las competencias necesarias para el manejo de los lenguajes producidos por las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Los objetivos de la iniciativa 1:1, (una netbook para cada estudiante), en el que se encuadra este programa son: que los jóvenes adquieran destrezas y competencias basadas en las TIC; que se reduzca la brecha digital entre individuos y que se mejoren las prácticas educativas y los logros académicos.

     

     El proyecto de investigación dirigido por Susana Valentinuz planteó como objetivo central “comprender los usos y sentidos que los jóvenes le otorgan a las netbook planteando como categorías fundamentales la inclusión social, inclusión educativa y la apropiación. Esta investigación cualitativa se posicionó desde la socio- antropología, porque buscaba entender la perspectiva y los comportamientos de los sujetos en su espacio educativo. Combinó un abordaje histórico social al tener en cuenta el contexto en el que se insertan estas nuevas tecnologías desnaturalizando su incorporación en la sociedad. Desde la “perspectiva del actor” abordaron las experiencias y significados producidos por los jóvenes entendiéndolos como sujetos activos.

     La investigación se llevó a cabo en dos escuelas secundarias de la ciudad de Paraná, donde recogieron el relato de jóvenes estudiantes de sexto año de la provincia de Entre Ríos. Su trabajo de campo se dividió en dos etapas fundamentales, luego de indagar los antecedentes a nivel mundial y de un primer acercamiento a las instituciones seleccionadas se comenzó con la recolección de información sobre el tema. Este trabajo bibliográfico se combinó con encuestas y entrevistas a alumnos de sexto año de la secundaria y al personal que gestionaban el programa PCI.

 

Hacia una apropiación crítica

A partir de este estudio el equipo investigador afirma que el contexto en el que se produce la significación o apropiación de las netbook en Argentina estaría marcado por las dificultades de las escuelas de trabajar con ellas por falta de servicio a internet y problemas en las instalaciones. Por esto recomiendan que el análisis de los procesos y sus usos debe abordarse teniendo en cuenta su complejidad y su carácter multidimensional condicionado por la realidad y los actores sociales. Por otro lado, la entrega de computadoras simplemente no genera una inclusión real o mejora automáticamente los procesos de enseñanza.           Así llegaron a la conclusión de que era necesario que los docentes guiaran a los alumnos en una apropiación crítica de esta herramienta, contradiciendo supuestos culturales que piensan a los jóvenes como naturalmente inmersos en este mundo tecnológico. Por ello los estudiantes demandaban una mejor vinculación de las nuevas tecnologías con el ámbito escolar.

Otro de los puntos que resaltan los investigadores es que estas políticas de inclusión digital “vinieron a (con)mover en algunos aspectos, aquellos pilares que cimentaron históricamente la escuela […]”. También trastocaron los pilares históricos de la escuela, incomodaron los rituales y rutinas, produjeron transformaciones en los sentidos y percepciones de los sujetos en relación a esta institución. Las perspectiva de los actores involucrados fue variada ya que algunos se mostraron a favor de la entrega de netbook y otros en contra aludiendo que muchos no les daban un uso correcto.

     

     Los procesos de inclusión de nuevas tecnologías modifican los modos de relacionarse, relevar las perspectivas de los actores que se encuentran implicados es necesario para comprender los resultados de sus aplicaciones y pensar las modificaciones necesarias. Estas prácticas son las que completan los verdaderos procesos de inclusión. Al respecto, quedan interrogantes sobre las consecuencias que generó la interrupción de este programa en el 2016, y cómo hacen los jóvenes para acceder a estos dispositivos desde entonces. Unas preguntas que resuenan más fuerte en el contexto de la pandemia de Covid-19, donde el vínculo docentes-estudiantes se basa en las interacciones virtuales.

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Susana Valentinuz

Susana Valentinuz es Magister en Educación, estudió Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Entre Ríos. Actualmente es investigadora y docente en la Universidad Nacional del Litoral, Universidad Nacional de Entre Ríos y en la Universidad Autónoma de Entre Ríos.

Entre sus publicaciones recientes se encuentra Jóvenes y educación: acerca de las relaciones con las tecnologías de la información y la comunicación en la escuela secundaria. 

Fecha: 19/10/2020

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